Los innumerables elementos lineales de alambre están unidos entre sí mediante diminutos imanes.
El resultado es una estructura reticular móvil que crece de manera exuberante, se extiende por el espacio como parte de un conjunto mayor y se condensa en una estructura caótica.
Esta estructura extremadamente frágil se desplaza y se transforma con tan solo rozarla, e incluso llega a desmoronarse.
No obstante, gracias a la fuerza de la gravedad y el magnetismo surgen siempre nuevas disposiciones.